La manzanilla de la muerte

La manzanilla de la muerte (Hippomane mancinella) existe en El Salvador; aunque se le conoce con un nombre más inocente: Manzanillo. El primer nombre no es exagerado, es el árbol más peligroso del mundo (tiene un «record Guiness» por esto). La savia que exuda su tronco es tan venenosa y ácida que el más mínimo contacto con la piel humana provoca la aparición de ampollas y puede producirse ceguera si toca los ojos de una persona. Se dice que pararse debajo de él bajo la lluvia es suficiente para causar ampollas si la piel se moja con gotas de lluvia que contienen su savia (los lugareños de la playa Bongo, dónde conocí a este árbol, me dijeron que han ocurrido casos así).

El árbol de Manzanillo (Hippomane mancinella), se mira casi similar, en apariencia, a un inofensivo Laurel de la India (Ficus benjamina). Playa Bongo, Usulután, 14nov2020. Foto por: Guillermo Funes

El Manzanillo (y sus peligrosos efectos) se conoce desde hace varias décadas en El Salvador, el estudioso de la naturaleza, político, médico, escritor y racista salvadoreño David J. Guzmán escribió en 1883:

«Este árbol se ha hecho celebre por atribuírsele propiedades hinnóticas [¿hipnóticas?] a su misma sombra, la cual se asegura haber sido fatal a los viajeros que han dormido ó reposado largo tiempo bajo ella. Sin embargo hemos estacionado personalmente largas horas bajo los manzanillos que son tan abundantes en las orillas de la bahía de La-Unión sin haber sentido la menor novedad en la salud.

El fruto es muy venenoso; es muy semejante á una manzana pequeña lo que le da un carácter peligroso para las gentes que ignoran sus efectos. La corteza del árbol contiene un jugo lacte[s]cente, cáustico, que produce ampollas sobre la piel; al interior es un veneno corrosivo. Los peces, crustáceos, y otros animales que se nutren con sus frutas son extremadamente peligrosos, ocasionando en las personas que los comen, violentas inflamaciones intestinales, mortales en los niños en pocas horas, como frecuentemente lo observamos en La-Unión».

Un solo bocado de su pequeña fruta verde parecida a una manzana causa ampollas y un dolor severo, y puede resultar fatal. Obviamente podar o cortar ramas del árbol puede ser peligroso, pero ¿Y si le prendemos fuego? Pues es mala idea, si uno de estos árboles se quema, el humo resultante puede causar ceguera si llega a los ojos de una persona. ¿Otra mala idea?: tratar de conquistar indígenas que vivan cerca de dónde hay estos árboles; se dice el conquistador español Juan Ponce de León murió a casua de un flechazo en el muslo que había sido remojada con la savia de este árbol por los Calusa de Florida, Estados Unidos. Una oportunidad pérdida por los indígenas de Acajutla (y un alivio para Pedro de Alvarado).